Pirámide de población 1998
COMENTA LA PIRÁMIDE DE POBLACIÓN DE LA PÁGINA 161, REFERIDA AL AÑO 1998.
Esta gráfica representa una pirámide de población que plasma la estructura de la población española por sexo y edad en el año 1998. A partir de ella pueden analizarse también los sucesos que han tenido repercusiones demográficas en los cien años anteriores a los que se refiere la pirámide. La fuente es el INE, Instituto Nacional de Estadística, y las cifras son absolutas, expresadas en millones.
Con relación a la estructura por sexo se observa un mayor nacimiento de varones que de mujeres( la barra de los 0-4 años es más larga del lado de los varones). No obstante según ascendemos en la gráfica observamos que llega un momento en que los efectivos de los dos sexos se igualan, en este caso en el tramo de edades comprendidas entre 30 y 34 años. Posteriormente hay un desequilibrio a favor de las mujeres, puesto que son más numerosas las ancianas. Esto es debido a una mayor esperanza de vida de las mujeres por razones biológicas (inmunológicas y hormonales), socioculturales (mejores hábitos de vida y alimenticios así como trabajos menos duros) y la asistencia de partos en clínicas. Por otro lado los hombres han sido objeto de emigraciones y sobre todo presentan unas mayores tasas de mortalidad por sus peores hábitos de vida (alcohol, tabaco, peor alimentación, vida desordenada, etc.), porque desempeñan trabajos más duros y participan en guerras. Como consecuencia el índice de mujeres ancianas es sustancialmente más elevado que el de ancianos. Aunque cada vez más la mujer toma hábitos y formas de vida que anteriormente eran propios de los hombres (trabajo, alcohol, tabaco, etc.), lo que redundará en una menor diferencia.
Respecto a la estructura por edad comprobamos que la población española se define por su envejecimiento Hecho que se pone de manifiesto en la forma de la pirámide. La forma de urna muestra una población envejecida, con un porcentaje de ancianos (65 ó más años)superior al 12% mientras que los jóvenes (0-14 años) son un porcentaje escaso. Este envejecimiento es debido a la escasa natalidad, manifiesta desde 1976 y un aumento de la esperanza de vida como indica el alto número de ancianos. El descenso de la natalidad se debe a las siguientes causas: La situación económica que siguió a la crisis de 1975 que supuso un grave aumento del paro que hizo reducir los nacimientos y retrasar la edad del matrimonio. A partir de los 80, la precarización de los contratos laborales, el alto precio de la vivienda que ha impedido a los jóvenes emanciparse y les ha obligado a prolongar su período de formación y permanencia con los padres y la crisis económica de los noventa. La escasez de puestos de trabajo a tiempo parcial y de guarderías a precios asequibles que dificulta compatibilizar la maternidad con el trabajo. Además el cambio de mentalidad en la sociedad a partir de la transición a la democracia, con la disminución de la influencia religiosa, despenalización y uso de anticonceptivos, despenalización del aborto en ciertos supuestos, nuevo papel social de la mujer (importancia del trabajo), preponderancia de las relaciones de pareja sobre las reproductoras y surgimiento de nuevas formas familiares menos prolíficas. Y por último, el aumento del nivel de vida que supuso un progreso en la protección social y del nivel cultural( se valora la formación y el bienestar del hijo y se prefiere tener menos y mejor atendidos y además se aspira a mejoras materiales. La adquisición de bienes de consumo y el disfrute del tiempo libre compiten con los gastos y la dedicación que requieren los hijos, lo que incide en la reducción de su número).
El descenso de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida se ha debido a progresos médicos y sanitarios, las mejoras en la higiene y en la dieta y la elevación del nivel educativo y cultural, y además la mortalidad infantil ha disminuido.
Las consecuencias que podemos extraer de la existencia de una población envejecida son: Efecto sobre la financiación de las pensiones, puesto que disminuirá el número de cotizaciones y aumentará el número de perceptores, sobre la salud, puesto que los ancianos consumen un elevado número de recursos médicos y farmacológicos. Estos gastos se incrementarán por una mayor localización de los ancianos en áreas rurales. Y finalmente, sobre la integración social, determinada por la insuficiente existencia de residencias y la necesidad de actividades enfocadas a ellos.
Podemos destacar los siguientes hechos con repercusiones demográficas reflejados en la pirámide:
En las barras superiores podemos observar como el impacto de la epidemia de gripe de 1918 afecta al tramo de edad entre 80-84 años. De la Guerra Civil en aquellos hombres (entre 20 y 30 años) que participaron en la contienda, nacidos entre 1906-1916 se refleja en el tramo de 80, 85 y + años
El entrante de 1936- 1940 (Representado en los tramos de edad de 59-64), corresponde a los no nacidos durante la Guerra Civil y a los exiliados políticos, agravado porque los adultos que debían procrear eran también escasos.
Entre 1941-1955 se observa una mediocre fecundidad de la posguerra, (representado en los tramos de edad de 40-59) en la que no se produjo un aumento de la natalidad a pesar de la política natalista de Franco, por la carestía, el bloque internacional, el desabastecimiento y la autarquía económica.
- Entre 1956-65 aparece el boom de natalidad, para algunos el postbélico retrasado, ( reflejado en tramo 30-44 años) debido a la suavización y fin de la política autárquica, al desarrollo económico de los sesenta y la disminución de la mortalidad. Los efectivos aún hubieran sido mayores de no haber sido por la corriente migratoria a Europa.
- Entre 1966-1975, ( expuesto en los tramos de edad de 20-34- años), vemos una estabilización de los efectivos porque es la época de auge de la emigración del campo a la ciudad, que obliga a reducir el tamaño de la familia. Además corresponde procrear a las generaciones menos numerosas nacidas durante la guerra y la posguerra..
- Desde 1976 la pirámide hace un entrante de cinco barras (tramo de 24-0 años), debido a la reducción de la natalidad por las causas ya señaladas. Este descenso aún hubiera sido mayor de no haber sido por el retorno de los emigrados y la inmigración.
Esta situación permite prever que en los próximos años continuará este estancamiento de la natalidad, quizás con algún repunte por la mejora económica y los nacidos de inmigrantes, así como un aumento de la mortalidad por el alto índice de ancianos. Esta situación tendrá como consecuencia un crecimiento real de la población española bajo, determinado fundamentalmente por la cada vez mayor entrada de inmigrantes. Todo ello pone de manifiesto la necesidad de realizar en nuestro país políticas natalistas más eficaces similares a las que se están desarrollando en países de nuestro entorno como Francia.
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